El aporte de la economía a la felicidad

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Rodrigo Montero


A propósito del recientemente celebrado día internacional de la felicidad, me permito compartir algunas reflexiones. Desde la ciencia económica mucho se ha investigado respecto de cuáles son los principales factores que gatillan procesos virtuosos de felicidad o bienestar subjetivo en las personas.


Para empezar, podemos pensar que el bienestar subjetivo de una persona –note que no es lo mismo hablar de felicidad o de satisfacción con la vida– puede entenderse como la suma de diferentes dimensiones, cada una de las cuales es relevante para explicar el bienestar de un individuo. Así, cuando hacemos este ejercicio para Chile, aprendemos que las dimensiones más relevantes (todas importan en algún grado) para explicar el nivel de bienestar son la satisfacción con el ingreso, la satisfacción con el ocio, con la calidad de la salud y la satisfacción con el trabajo. Lo anterior refuerza el hecho de que a nivel internacional se ha mostrado que la calidad de las relaciones sociales es fundamental para el bienestar subjetivo de las personas. Para Chile también hemos aprendido que el bienestar individual no solo depende del ingreso absoluto de la persona, sino que también importa cómo se compara dicho ingreso con su grupo de referencia (el ingreso relativo), es decir, con aquel grupo contra el cual el individuo se compara puesto que se siente parte de éste (Montero y Rau, 2016). Esto nos muestra que la desigualdad de ingresos es un factor importante para el bienestar individual.


Adicionalmente, la investigación empírica nos muestra que el ingreso absoluto importa en el bienestar de las personas, sin embargo, su utilidad marginal es decreciente, es decir hay un punto a partir del cual una mayor cantidad de ingreso no va a traducirse en un mayor nivel de bienestar individual.


Otro aspecto que resulta interesante, es que la relación entre el bienestar subjetivo y la edad de las personas tiene forma de una “U”; sabemos que las puntas de bienestar ocurren en las etapas tempranas y tardías de la vida de los seres humanos. Para el caso de Chile el bienestar está en su punto más bajo en torno a los 40/45 años.


Y a propósito de la pandemia originada por el COVID, hemos aprendido que, para el caso de nuestro país, trabajar desde casa puede tener un impacto positivo, no solamente en la satisfacción con la vida de las personas, sino que también en su satisfacción con el trabajo, efectos que son particularmente significativos para las mujeres. Esto es muy relevante de considerar dado el problema de baja participación laboral que experimentan hoy día las mujeres en Chile.


A pesar de estos avances, aún queda mucho por investigar, y más importante aún, todavía queda mucho para que las políticas públicas que se diseñen e implementen tomen en cuenta esta arista. Y no es menor puesto que, al final del día, más importante que el PIB, o el ingreso de una nación, es cómo se siente realmente el ciudadano que forma parte de ese país con su experiencia vital.


Rodrigo Montero,

Decano Facultad de Administración y Negocios,

Universidad Autónoma de Chile

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